lunes, 12 de abril de 2010

Venganza

Puedo escribir y escribir líneas hasta caer rendida sobre la mesa y nunca podría reinventarte. No sabes las veces que te he llamado a mi encuentro y parece que te has desvanecido en la nada sin dar cuentas del momento en que decidiste pasar la hoja de mi recuerdo. Maldito seas. Odio tenerte en las caladas de mi desesperación anhelando los surcos del colchón. He guardado las lágrimas más sentidas para mezclar la tinta de la pluma con la que cuento los días de mi felicidad para que nunca se den al olvido, para que nunca mueran, en el caso de que los años flaqueen mi cansada memoria. Aquí en los anales de la tierra confío en que las tardes de verano en las que me impregné de tu olor te hayan atormentado pidiéndote beber de mi saliva y respirar de mi aliento tanto o más de lo que yo enloquezco. Es mi venganza personal, todos condenados, todos despachados.
Hace tiempo que no como, ni bebo, ni fumo, ni duermo, y poco a poco voy perdiendo la capacidad de hablar. Lo que antes cantaba para hacerte dormir ahora lo escribo para hacerte despertar,gritándote desde lo más hondo de mis entrañas que me rescates de la apatía y la necesidad de quererte cerca.

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