lunes, 15 de junio de 2009

Fruta prohibída

El propio ego sale a la luz cuando ocurren cosas del tipo de cuando no puedo, lo exijo o cuando me lo repites, lo creo. No es que sea un persona caprichosa, en ninguno de los aspectos de mi vida, de hecho materialmente conformista pero hay veces en las que te jode que te arrebaten algo aunque nunca lo hayas tenido en cuenta. Dado que hablo de personas esto debería ser un tanto más dignitivo, más que nada porque tienen sentimientos y son racionales, pero sólo te das cuenta de ello cuando desaparecen. Creo que más bien por pura pataleta. Con esto no digo que no tuvieran sentimientos antes de eso si no que, aprendes a apreciarlo más cuando deciden rendirse. Básicamente porque sabes que nunca podría ocurrir algo, quizás con suerte si os perdierais en una isla desierta.

Él siempre estuvo detrás en el pupitre, con un amplia sonrisa fueran las 8 de la mañana o las 12 de la noche, y nunca te faltaba una palabra amable y elogiante para levantarte el ánimo. Pero lo que ocurre es que tú nunca lo ves como ese chico especial o al menos rollito de dos días, es tu colega, tu amigo o tu quizás casi hermano, pero darle un beso sería un sacrilegio.

-¿Qué guapa estás, joia?...hay que ver que suerte tienen algunos

-¿Qué dices? No quieras verme por las mañanas, a demás tú ves bien a todo el mundo que eres un buenazo.

Nunca llegué a saber que esa caida de párpados y esa sonrisa apretada significaban, pero puedo imaginarme algo : ¿Un buenazo? falta que me llames hermanito y me matas.

Todos los bocadillos de tortilla del recreo me sabían mejor si no tenía que ir yo a comprarlos, ahí estaba él para traérmelo antes de siquiera planteármelo. Lo cierto es que era un buen confidente y amigo y digo lo era, hasta que se me ocurrió buscarle novia..

-A este paso me quedo solterito- Decía para intentar sugerirme algo que yo no veía o no quería ver.

-¿Soltero? ¿Tú? Eso ahora mismo lo arreglamos. Mira a tu alrededor ¿cuál se te antoja?- Yo y mi buena intención.

-Quita, no tengo preferencias y si las tengo no querrán..- doble sentido, claro, pero yo era ingenua.

Al tiempo, y después de sentirme ancha de encontrar rollito a mi inseparable amigo me doy cuanta de que yo paso a segundo plano. Al principio es satisfactorio, luego viene el orgullo de "hermana mayor" que ve a su pupilo hombre, más tarde es envidia sana, luego recelo y por último te toca los cojones. Te planteas varias opciones:

-O estás ciega

-O eres demasiado exigente

-O eres gilipollas.

Y sigues soltera. Igual que antes, pero menos agasajada y más autosuficiente. Acabas alegrándote -no hay más narices- y esperas que aparezca el siguiente que curiosamente piensas que es el tuyo - o el de otra en este caso-.

Somos adultos de fachada e infantes de instinto, la teoría de la fruta prohibida sirve igual para una eterna pelota abandonada que para un pretendiente de reserva. Lo peor de todo es que soñamos con la historia de un chico que te recoge los libros en una parada de autobús, lo real es que seguramente le des las gracias y ni le mires a la cara, probablemente porque no tendrá el semblante de un Brad Pitt o el encanto de un Edwan McGregor. Solución:

-¿Más atención?

-¿Probar de todo?

-¿Gafas?

Y es que las mujeres también somos básicas y la especie humana, animal asi que las apariencias importan aunque no para siempre sólo hasta que aparezca el idóne@ que te deje ver más allá. Pues más trabajo para serendipity porque quién busca no halla y estoy cansada de escarbar.

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