martes, 14 de abril de 2009

Cyrano será descubierto

Los estornudos no cesan, esta primavera acabará con los alérgicos de un momento a otro y sólo hemos empezado. Las sacudidas me hacen despertar del letargo, la apatía reina allá por dónde vaya aunque no ha terminado con mi serenidad.

Cierro los ojos para evadirme en la melodía de una inconclusa canción que he elegido al azar de entre los recursos de mi extensa galería. Los músculos serpentean liberando la tensión de un día de ajetreo para remontar después del descanso de una cama mullidita entre cojines.

Estoy bastante cansada de predecir los mañanas y esperar un buen encuentro contigo, estoy exasperada de provocarlos si en cada uno de ellos se explaya mi silencio por el temor de incurrir en un desacierto que desemboque en un pasotismo extremo por tu parte. Mi yo ahora es un ella que no sabe colocar sus manos ni su postura frente a ti. Me pones tan nerviosa que me olvido de que existo. Mis torpes manos se convierten en mantequilla, la indecisa lengua se enreda, el cuerpo se endurece y las facciones se afinan para completar la escultura de un maniquí. Estoy por y para escucharte aunque parezca petrificada.

Me es tan difícil alcanzarte que el sólo hecho de pensarlo me hace sentir idiota. Inútil. Soy una completa inepta que no aprovecha el tiempo que me brindas cuando te place dejarte ver. Hace tanto que busco que cuando encuentro lo doy por perdido. Y me rindo. Hoy te libero de mis pretensiones, hoy te alejo de mi influjo, te voy a dejar respirar y de este modo podré verte sin miedo a perderte porque nunca te he tenido. Entonces, sólo entonces estaré libre, libre de poder hacer y decir lo que me plazca porque sé que lo que ocurra ya no espera consecuencias con quien no las pretendo.

Me eclipsas. He de perder la costumbre a la dependencia emocional o a las pasiones extremas, algún día me anularán. Pero no quiero. El día que deje de ver el mundo del modo con que lo hacen mis ojos me perdería tantos matices que la vida no tendría ni una pizca de humanidad, sería entonces cuando la sobriedad y el desasosiego me inundarían. No quiero perder ninguno de mis tropiezos, deseo reírme de mi inexperiencia y de mi excentricidades, pero incluye que tú también las veas y eso es un riesgo que debo asumir.

No sé si te das cuenta pero estoy apostando todas riquezas a una sola mano, no sé si me importará que me la amputen...De nada me sirven si no es para sostenerte. Cyrano será descubierto, hoy necesito hacer que las palabras vuelen del papel y descarguen todo lo contenido por todos los días de prudencia. Una respuesta dicotómica, una sencilla elección, no espero más mañanas en las que quizás no estés tú. Las quiero con o sin ti.

Gracias por desipar mis fantasmas, de un modo u otro has mediado para que cada mañana me esmere en pintar las arrugas del cansancio, has sido una aspirina para la razón, un incentivo en los amaneceres y un pensamiento en mis noches.


0 susurros:

Publicar un comentario