miércoles, 8 de abril de 2009

Imaginé tu mundo

Hoy he salido a la calle, por la noche, y lo he agradecido a pesar de la bofetada de frío, mis ojos ya no soportan ni una tenue farola.

Como siempre he buscado entre la gente la cara más expresiva. El gesto más humano, ahora que estamos en semana santa muchos lucen esa expresión y puedo confundirme. Pero da igual, todos con una vida por delante, todos con una historia detrás , todos tan solos y acompañados como yo. A veces me planteo la idea de que podría querer a cualquier persona. Podría quedarme embobada por el cuento de cualquier boca que desee hablar y todo me parecería tan increíble como un viaje a la luna.  Si, en la luna dicen que suelo estar pero no me doy cuenta de cuando empiezo a subir a las nubes. Una perspectiva diferente, más que conocer y que descubrir.

Hoy creo que me he enamorado. Cruzabas la esquina y sólo  pude vislumbrar una chaqueta vaquera. Una silueta muy estructurada. Sí, ¿deporte, quizás? No te he escuchado hablar pero en sólo unos segundos querría haber sido la persona con la que hablabas por teléfono. Así al menos podría haber escuchado tu voz...Un gesto , sólo un gesto me hizo fijarme en tí ya cuando podía verte con claridad. Levantaste una ceja. Puede significar tantas cosas... Por fin sonreíste, me viste mirarte,  observarte, fue curioso pero no te alarmaste, sin embargo saludaste a una extraña que tenía un desconocido interés en tí.

Imaginé tu mundo. Pensé que quizás estabas soltero, ibas solo -un punto más- , no eres bastante clásico al vestir, algo inconformista; cuidada higiene , perfectas uñas y un aroma embriagador como a almizcle; una mirada despejada y unos ojos marrones rasgados, guapo para el canon de hoy en día. Pero no ha sido eso lo que me ha eclipsado. Lo único que me ha sorpendido es tu empatía, tu cercanía, un lapsus de tiempo que pareció una conversación de horas dónde sin saber cómo hablabamos a señas, entendí tu idioma, entendiste mi intención. 

Por un momento me inventé tu nombre, tu trabajo, tu casa, tu familia y tus amigos. Vi tu vida y me vi a mi en ella...¡qué ilusa! pensé en el momento.

¡Oye! Vuelve a la tierra que ya viene el paso- me dijeron con una palmada en el hombro. Y ¡ploff! Caí en la acera de adoquines de nuevo. En ese momento perdí de vista tu chaqueta, perdí de vista tus manos y me desenganché de tus ojos miel, los mismos que hoy me llevaron a a tu mundo, a tí y a la luna.

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