sábado, 11 de abril de 2009

Mirar a mi espalda

Hemos entrado con el estómago lleno y con energía para una última cerveza dejando así por zanjada la noche. Entre la búsqueda de las sillas perdidas y el encuentro con el resto de la manada me he percatado de que en el arco entre la barra y la zona de las mesas, algo se posaba en mi nuca. Una tremenda inquietud me obligaba a colocar mi abrigo de cualquier manera para tener que mirar inmediatamente a mi espalda. No vi nada más allá de lo normal, gente parloteando por encima de la música en la barra, volví a mi sitio, pero no sin antes ponerme las gafas y poder saciar mi curiosidad si se presentaba de nuevo la oportunidad. No ocurrió nada en el tiempo en el que me secuestraron en la conversación de la mesa,me pudieron las novedades del panorama social. Me encendí un cigarro y con la primera bocanada de humo, mientras giraba para expulsar el dañino aire, me crucé con su atenta mirada mientras daba un respingo para componerse de la sorpresa.Sonreí para mi misma.

Cuanto tiempo sin verte- Le dije instintivamente

Has cambiado mucho, desde entonces- Atiné a percibir, por cómo continuaba ojeando esporádicamente hacia la mesa. 

No quise hacerle mucho caso, me importaban más los presentes frente a mi. Cruel pero sinceramente era lo que pensaba. Muchas veces me había preguntado por él y por su vida, eramos bastante niños pero si conscientes en esos años así que ahora las atenciones me sabían más a remordimiento que a simple curiosidad.

No es mentira si digo que fue protagonista de mis adolescentes ensueños, por mucho tiempo rondé alrededor de él como abeja a la flor pero el problema o mejor, la circunstancia en sí es que eso fue mi pubertad pero aún la vida actual para él.

Tiene todavía esa piel morena que tanto me desconcertaba en verano, los destellos de su pelo siguen haciendo contraste a su tez y esos ojos de bribón que, son lo más sabio de haber conservado. 

Al cambiarnos de mesa, presidí, no quería perderme ninguno de los movimientos de mi viejo amigo. Me estaba gustando el juego ahora era yo la acaparadora, y me gustaba hacerle sentirse nervioso, le suben unos colores que sólo yo conocía . Junto a su posible novia no tenía más ojos que para la zona del fondo, estaba tan ensimismado por desentrañar cada cambio en mi aspecto que ni las llamadas de sus acompañantes podían sacarlo de la atmósfera que habíamos creado. Estaba hablando a parpadeos, yo me dejaba embaucar. 

Hubiera querido comentarlo con alguien pero la magia de la incertidumbre tiene más poder y, con los años he aprendido a cogerle el punto.

Si hubieras sido más arriesgado esta noche me perdería contigo sólo por ego.Si hubieras tenido más arrojo no estarías ahí mirándome.Si hubieras sido más listo no me habrías dejado escapar. Pero es inútil para una persona que sus años son días y no puede negar que aunque crece en altura nunca en capacidad.

0 susurros:

Publicar un comentario